No vendas nunca tus inversiones inmobiliarias

Este artículo probablemente creará algo de polémica.
Voy a darte cuatro motivos por los que te recomiendo que no vendas nunca tus activos inmobiliarios.
Algunos de ellos te aseguro que te sorprenderán.

Disparo con los cuatro motivos por los que te recomiendo que no vendas nunca tus activos (si son buenos activos, por supuesto).

Motivo #1.- Reinvertir bien mucho dinero de golpe es difícil de narices (y genera mucho estrés)

El mes de febrero de todos los años muchos directivos se encuentran con importantes «bonus anuales» de cinco, seis o hasta siete cifras.

El festival de decisiones incorrectas económicamente hablando entre este colectivo se dispara: compra de barcos para usarlos menos de 20 días al año, tercera residencia, inversiones en start-ups prometedoras, montañas de dinero en la cuenta corriente sin generar nada, nuevos coches (el eléctrico ya no mola tanto, hay que volver al mixto que no hay suficientes puntos de carga)…

No hace falta que siga pero el listado de idioteces económicas es importante.

En otro tipo de colectivo también ocurre algo parecido. Es bien conocido que mucha de la gente a la que le toca la lotería en pocos años vuelve al mismo punto de partida (pero con la sensación de fracaso por haber dilapidado «su buena suerte»).

La realidad es que si eres un ser humano con ojos y cuatro extremidades, cuando te encuentras en una situación con mucho «cash» de golpe es complicado de narices saber qué hacer con ese dinero. Y peor aún hacer buenas inversiones.

Ser rico en cash aumenta la probabilidad de que tomes decisiones irracionales. Ocurre tanto con las personas como con las empresas.

No tener dinero es sin duda mucho más jodido y estresante. Pero no menosprecies el estrés que genera tener dinero en el banco sin saber qué hacer con él (algunos os cabrearéis bastante conmigo por esta última frase, pero te aseguro que a veces ocurre).

Las comparaciones siempre son odiosas

En las inversiones inmobiliarias apalancadas que tenemos la rentabilidad total de la inversión (flujo de caja+apreciación+amortización) acostumbra a ser de doble dígito.
Y honestamente, a largo plazo, no encuentro demasiadas inversiones escalables en las que invertir cientos de miles de euros y estructuralmente aspirar a una rentabilidad tan alta.

Si lo inviertes en renta variable indexada, la rentabilidad a largo plazo esperada es mucho menor (pues no hay apalancamiento) y si buscas otro tipo de inversión obtienes o bien mucho menos rendimiento (bonos) o bien mucho más riesgo (VC, PE…).

Sí que es verdad que si no estás nada diversificado es importante tener una parte de tu inversión en renta variable. En ese caso sí podría tener sentido para ti vender para aumentar tu diversificación y cambiar el «perfil de liquidez» de tu cartera.
Pero en nuestro caso, donde la renta variable ya supera el 30% de nuestro asset allocation no necesitamos vender «real state» para invertir en renta variable.

Quizá te podrías preguntar que vender podría tener sentido una vez tu vivienda está bastante amortizada para poder comprar más inversiones inmobiliarias, ¿verdad?

No es un mal planteamiento vender una vivienda, para poder invertir en otras dos por ejemplo apalancándote de nuevo, pero…

Al vender vas a pagar (A.- COSTES DE VENTA):

  • Impuesto plusvalía estatal y municipal.

Y al realizar tus nuevas inversiones vas a pagar (B.- COSTES DE INVERSIÓN):

  • Impuestos al comprar (ITP, IVAs…).
  • Comisión a la agencia inmobiliaria.
  • Comisiones y gastos varios de formalización de hipoteca.

Y entre que vendes la vivienda y realizas las dos nuevas inversiones pueden pasar años ya que encontrar buenas oportunidades de inversión no es tan evidente. Ahí hay otro coste importante.

  • Coste de oportunidad anual de doble dígito al desinvertir y buscar oportunidades inmobiliarias (C.- COSTES DE BÚSQUEDA)

Cuando empiezas a sumar todos los «costes» de desinvertir para volver a invertir (COSTES A+B+C) la factura puede ser muy alta teniendo en cuenta que tu punto de partida es que estás obteniendo una rentabilidad anual de doble dígito.

Esa factura puede perfectamente ser superior al 30% del importe desinvertido.

De hecho, si quieres escalar tu número de viviendas es mejor refinanciar una vivienda ya existente para no perder la rentabilidad que esa buena inversión te está dando.

Por ello, éste es el primer motivo por el que cuando una inversión inmobiliaria me funciona, si no necesito vender, no vendo.

Motivo #2.- Si tienes hijos, estar expuesto al inmobiliario, es una fuente enorme de enseñanzas e independencia

Los hijos, desde mi punto de vista, hay que ayudarlos con el máximo apoyo en su educación. Esa es la herencia más importante junto a los valores que puedes «regalarle» a tus hijos.

Una buena educación junto con unos buenos valores valen mil veces más que una buena herencia económica.

Por ello escribí un artículo hace algunos años en el que comparto nuestro método para asegurar que cuando cumplan 18 años nuestros tres hijos podrán estudiar lo que deseen y donde quieran, pues no tendremos limitaciones económicas para financiar sus estudios.

Además, también escribí otro artículo en el que hablo de las viviendas que compramos pensando en «por si acaso» podrían necesitar algún tipo de ayuda con la vivienda en su futuro. El matiz «por si acaso» es muy importante y si lees el artículo entenderás el motivo.

Algo que me gusta hacer (ahora con mi hijo mayor, más adelante con los otros dos) es enseñarle las claves de la inversión inmobiliaria. Que vea y que aprenda el método que uso para invertir.
Estos aprendizajes quiero pensar que le ayudarán en un futuro. Quiero pensar que le ayudarán a estructurar y a crear su «cerebro inversor».

Entender cómo se elige una inversión, cómo se gestiona un inquilino y en definitiva cómo se «crea valor» es mejor aprenderlo de la realidad que de un libro. Y creo que como ocurre al ir en bicicleta, leer o hablar idiomas, cuando más pequeños sean más interiorizados lo tendrán.

Es un motivo más por el que me gusta conservar nuestras inversiones inmobiliarias y no venderlas. Cada problema que llega es una oportunidad más para compartir con mis hijos cómo lo hemos resuelto y de este modo que puedan aprender.

Y, por otro lado, creo que mantener nuestras viviendas también nos da mucha más independencia económica de cara a la jubilación.

No me gustaría depender económicamente de mis hijos cuando seamos mayores. Quiero regalarles a mis hijos, no ser una carga económica para ellos y aprovechar la suerte que hemos tenido de poder invertir desde muy jóvenes mi esposa y yo.

Y por ello, en una sociedad que alarga su esperanza de vida, mantener nuestras inversiones inmobiliarias nos ayuda a cumplir ese objetivo.

Por último, me encuentro leyendo el libro «Morir con cero» en este momento. ¡Recomendable, aunque con matices que quizá compartiré en un futuro! El título es un poco engañoso, pues el libro pretende que nunca te quedes sin dinero antes de morir (pero seas capaz de maximizar tus experiencias vitales al mismo tiempo).

Obviamente, espero que mis hijos no tengan prisa por cobrar nuestra herencia ;). Pero si les puedo dar un empujón adicional en el momento que no estemos en este mundo mucho mejor para ellos. De todas forma, leí que la media en la que las personas reciben la herencia está en torno a los 60 años. Así que no espero que construyan su vida basándose en una hipotética futura herencia. Espero por supuesto que puedan disfrutar al máximo de la vida desde su juventud.

Por todo ello, este es el segundo motivo por el que cuando una inversión inmobiliaria me funciona, si no necesito vender, no vendo.

Motivo #3 – Estar invertidos en «ladrillo» regala mucho control sobre el presente y futuro de tus inversiones

En las empresas, poder tener la mayoría de votos tiene un alto valor económico y por ello se pagan primas enormes para poder conseguir mayorías en el consejo.

Por ello, comprar un 51% de una empresa no cuesta el doble que comprar un 25,5%. Sino que cuesta mucho más porque tienes el control de ese activo.

Tener el control de algo es algo que a los seres humanos nos encanta.

De hecho, hemos inventado una palabra que usamos a menudo y que nos hace un masaje cerebral cada vez que la vivimos. Esa palabra que los humanos hemos inventado la llamamos «libertad».

Hay pocas inversiones cuyos resultados a largo plazo dependan tanto de ti como la inversión inmobiliaria. En este aspecto, la inversión inmobiliaria es muy agradecida, ya que cuanto más aprendes más controlas la situación.

Claro que hay efectos que no controlas como los cambios gubernamentales (¡drama en las gaunas!) o la llegada de un huracán en tu casita en la playa (¿algún día llegarán al Mediterraneo con el cambio climático?). De todas formas, te aseguro que a largo plazo cuando tienes activos inmobiliarios los resultados dependen mucho más de tu gestión de lo que puedas creer (tipo de inversión que realizas, gestión cualitativa de tus inquilinos, gestión de la propiedad…).

Las inversiones inmobiliarias nos regalan mucho control sobre nuestro futuro. Nos regalan un empujón enorme en la búsqueda vital e incesante de nuestra libertad.

Éste es el tercer motivo por el que cuando una inversión inmobiliaria me funciona, si no necesito vender, no vendo.

Motivo #4 .- Las inversiones inmobiliarias te permiten mantener tu identidad durante tu jubilación

No quiero y espero no jubilarme nunca. 

Me gusta pensar que nunca dejaré de escribir y nunca dejaré de invertir y gestionar mis inversiones.

Mi vida como directivo tiene fecha de caducidad.
Mi vida como inversor y escritor espero que no la tenga.

Conté en detalle eta filosofía en el siguiente artículo (Como directivo tenemos los días contados, como inversores podemos ser eternos).

Mantenerse activo física y mentalmente alarga la vida y la calidad de la misma y espero que nuestras inversiones inmobiliarias nos ayuden a «vivir esta aventura» con la máxima energía posible hasta el final de nuestros días.

Muchas personas (y cuanto más «jefe» eres aún ocurre más) asocian su identidad a su trabajo y por ello al perder su trabajo pierden su identidad.

Llevo décadas intentando crear «identidades» que pueda mantener mucho tiempo y dependan principalmente de mí y no de otros:

  • Ser un buen deportista depende de mí (mientras la salud me acompañe).
  • Ser el mejor padre posible depende de mí (o eso espero).
  • Ser un buen inversor y aprender cada día algo nuevo depende de mí.
  • Ser un escritor que no desista a la primera dificultad depende de mí.

En Abundantia hablé enormemente de la importancia vital de seguir la filosofía de Epicteto.

Tener identidades con las que disfrutas y que nunca nadie te puede robar es un tesoro que hay que cuidar. E imagino mi jubilación como una vida activa y en la que sigo intentando tener grandes inquilinos porque cada día sigo intentando ser un mejor propietario ( Inquilino sano in propietario sano)

Y éste es el cuarto motivo por el que cuando una inversión inmobiliaria me funciona, si no necesito vender, no vendo.

Larga vida «al tocho».


Foto que encabeza el post: ¿Yo de aquí 40 años disfrutando de nuestras inversiones inmobiliarias? Unsplash

Acabo de realizar una encuesta en Telegram en la que pregunto por vuestro horizonte temporal al invertir.

Aquí puedes consultar las respuestas para saber con qué horizonte temporal invierte la mayor parte de inversores de la comunidad. Hay un par de decenas de comentarios con distintos puntos de vista muy interesantes.


¿Piensas completamente de forma diferente y tienes muchas razones para vender tus inmuebles?
Soy todo oídos en los comentarios. Especialmente a todos aquellos que realmente no estáis de acuerdo con mis afirmaciones. Esos son los comentarios más divertidos. 😉

Un comentario en «No vendas nunca tus inversiones inmobiliarias»

  1. Gran artículo, como siempre Alberto. Y de acuerdo con los 4 motivos. Aunque personalmente podría escribir otro artículo con 4 motivos por los que estoy vendiendo mis activos inmobiliarios, y dependiendo del perfil de inversor no le recomendaría comprarlos.

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